Relatos Dreamers

Todos los dias coge el metro a la misma hora. Compra el donut a la misma hora y le da un bocado para volverlo a guardar en una bolsa de plástico. Todos los dias saluda a cada uno de sus vecinos y despide a su marido con un beso en su mejilla. Compra el mismo periódico y fuma el mismo tabaco.Todos y cada uno de sus días han sido aburridos. La misma rutina que han hecho de ella una mujer monótona.
Un buen día llegó mas tarde de lo habitual. Descubrió que su familia le había estado esperando en la puerta de su casa. Otro día se levantó tarde. Dejaron mensajes en su buzón de voz, nadie recogió las cartas y la leche se agrió. Esa misma noche se dio cuenta de que algo extraño estaba sucediendo.

A la mañana siguiente conoció a otro hombre. Al principio fueron encontronazos casuales.La carniceria y mas tarde la sección de los congelados. Las empanadillas y los calamares fueron testigos de su amor enmascarado. Ella le rechazó por su condición de casada, pero él siguió insistiendo. Le regaló un disco de Tom Jones. Un anillo de diamantes y tres pares de zapatos. Consiguió dejar su afición por los donuts y el tabaco. Mientras su familia seguía sin saber a que se debían esos cambios.

Se apuntó a clases de Tai-chi para olvidarse de aquel hombre. Practicó paracaidismo, puenting y encaje de bolillos. Ya no cogía el metro, ahora iba corriendo al trabajo enfundada en un chandal que le habían regalado por navidad. Pero ninguno de esos hobbies le hacían olvidarse de que llevaba una doble vida. La perfecta y aburrida que todo el mundo esperaba y la otra. La que siempre anheló, pero que no podía tener. Cuando pasó el tiempo, él se marchó lejos. Tan lejos que jamás supo nada de su existencia.

Ella, deprimida y angustiada volvió a coger el metro. Compró su donut diario y saludó a cada uno de sus vecinos. Despidió de nuevo a su marido en la mejilla y volvió fumar.Como lo hacía antes. Como lo hizo siempre.

Annita